08 septiembre, 2010

sacramentinos

Fuimos a la iglesia de Los Sacramentinos, esta vez solo necesitaríamos de nuestros oídos, nos sentamos en la escalera de la iglesia y comenzamos a oír, los sonidos parecían tan cercanos, en un momento pude percibir desde el aleteo de una paloma y sus los pichones, hasta el salto de un camión y el estrepitoso ruido, sin embargo al acerca nos a la fuente de agua de la plaza frente a la iglesia los sonidos parecían mas lejanos, el agua era mas imponente en mis oídos y los autos se sentían levemente, los sonidos de la aves desaparecieron completamente...



Entonces entramos a la iglesia y ahí encontré la paz absoluta, la tranqulidad máxima, solo se sentía el paso de mis compañeros, las notas comenzaron a salir de algún lugar, yo las seguía...el espacio parecía tan pequeño y los sonidos tan cercanos, sin embargo al abrir los ojos me di cuenta de que era enorme y pude distinguir como los sentidos son capaces de engañarnos....


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